"Era fin de octubre en las montañas de Austria. Estaba en un viaje de estudios con mis estudiantes de arquitectura de Zurich cuando llegamos a un valle situado en la cumbre más alta. Les dije que no había reservado ninguna cabaña para pasar la noche. El reto: hacer un refugio con lo que sea. Fue una experiencia que nos enseñó mucho. Vimos que la naturaleza nos da muchos recursos gratis: solo necesitamos poder verlos, y nuestra creatividad para poder usarlos"
Así comienza una conferencia protagonizada por Anna Heringer, arquitecta y música alemana que, tras idear su proyecto fin de carrera durante un voluntariado realizado en Bangladesh, orienta su profesión hacia proyectos bioclimáticos y neoartesanales que contribuyen a la sostenibilidad del medio en el que se generan y a la mejora de la economía y calidad de vida de la sociedad que allí convive.
El barro, trabajado con las manos de Heringer, artesanxs y niñxs, fue el protagonista de un repensar los recursos naturales propulsado con la realización de la escuela METI en Rudrapur, pueblo de Bangladesh donde la ONG Dipshikha hace posible que esta arquitecta alemana llegue, en un principio siendo una jóven de 19 años intentando dibujar un colegio de manualidades para obtener el título universitario y se convierta, a posteriori, en la chispa que enciende la revolución de los materiales locales trabajados con tecnologías modernas como solución a las necesidades constructivas del lugar.
"Conviviendo con los habitantes de Rudrapur aprendí que la estrategia más eficaz para un desarrollo sostenible es apreciar y usar tus propios recursos y potencial y no volverte dependiente de factores externos. Para los materiales sostenibles de construcción no tuve que indagar mucho, estaban debajo de mis pies: barro, tierra, arcilla y el bambú que crecía por todas partes."
ESCUELA METI. LA ARQUITECTURA QUE SE MIMETIZA CON LOS FINES EDUCATIVOS
La entidad que promueve la realización de la escuela, METI (Modern Education and Training Institute), tiene como objetivo fomentar las habilidades e intereses específicos de sus estudiantes. El edificio generado va a reflejar estos principios mediante una serie de espacios organizados en dos plantas conectadas por una escalera exterior.
La planta de abajo, de tierra y paja, está planteada como una zona cálida, hermética, donde cada una de las aulas está conectada en su parte posterior con unos lugares orgánicos en forma de cueva que permitirán a lxs niñxs poder refugiarse, concentrarse y estar con ellxs mismxs.
La planta superior, por el contrario, será una zona diáfana, luminosa y porosa, con un juego de luces y sombras fruto de la filtración solar a través de la estructura de bambú, el reflejo de estas formas en el suelo de tierra y la mezcla de todo ésto con la luminosidad procedente de unas telas coloridas de sari que colgarán del techo. El resultado son unas aulas ligeras y abiertas aptas para fomentar el entusiasmo de los estudiantes por sus habilidades personales.
FOMENTANDO LA ECONOMÍA Y EL DESARROLLO LOCAL.
"Imaginen lo que siente un niño o un jornalero que está frente al colegio sabiendo que se ha construido con el bambú de los alrededores y la tierra que está bajo sus pies, usando como herramienta sus propias manos. Esto genera un gran aumento de la confianza en uno mismo, en la comunidad y en los materiales."
El uso de la electricidad en Rudrapur era un hecho inusual, pero para la construcción de la escuela no sería necesario: se haría uso de la energía humana y, a su vez, la gente del pueblo estaría feliz de tener un trabajo.
"¿Qué pasa con la sostenibilidad económica? Cuando construimos el colegio, yo vivía en ese lugar y por la noche iba con los trabajadores al mercado y pude ver como gastaban su dinero: compraban las verduras de sus vecinos, iban al peluquero o al sastre a por una camisa nueva. Y como la parte principal del presupuesto del edificio se dedicaba a la artesanía, la escuela no solo era una construcción, sino también un catalizador para el desarrollo local. Si se hubiera hecho de cemento o acero este dinero nunca habría llegado a sus manos.
El presupuesto para el proyecto era de 35000 euros y eso suponía mucho dinero para la región: esta economía funcionaría dentro de la comunidad y se movería rápido internamente y no en el mercado de valores.
Para la sostenibilidad económica de un proyecto la primera pregunta que nos deberíamos de plantear es ¿Quién se beneficia?
LAS REGLAS DEL JUGAR CON BARRO : SOMBRERO, ZAPATOS Y CONTROL DE LA EROSIÓN.
Bangladesh es el país más densamente poblado del mundo, un 80% de la población habita en zonas rurales. La gran parte de la construcción se realiza con técnicas tradicionales de tierra y bambú, pero con unas malas soluciones de impermeabilización e inexistencia de cimientos que hace que los edificios tengan una vida útil que no supera los 10 años. El reto de Heringer para la realización de la escuela será proporcionar una mejora de estas construcciones autóctonas.
"El barro tiene mala publicidad. Si pensamos en él vemos suciedad, no es perdurable y ese es el concepto que debemos tratar de cambiar. Para ello se opta por seguir 3 pasos básicos:
Primera regla: un buen cimiento que aisla la pared del suelo.
Segunda regla: un buen techo que protege la pared superior.
Tercera regla: control de la erosión. Las paredes de barro necesitan reductores de velocidad para que el agua de lluvia no se deslice por ellas. Estos reductores pueden ser palos de bambú, piedras o paja mezcladas con el lodo. Igual que una montaña que necesita árboles o piedras para evitar la erosión."
EMPEZANDO POR LOS CIMIENTOS. LA INERCIA TÉRMICA COMO REFUGIO DE LA INFANCIA
A diferencia de las construcciones tradicionales de Bangladesh, carentes de cimientos, la escuela METI estará posada sobre una base de mampostería que le proporcionará estabilidad. Entre los ladrillos y las paredes de tierra de planta baja se colocará una barrera plástica para proteger a éstas de la humedad del terreno.
Los muros de planta baja se realizan con una mezcla de tierra, arcilla, paja y agua. Este material se aplica por capas dejando una semana de secado entre cada una de ellas y dará como resultado unas paredes pesadas y gruesas con gran inercia térmica. Esto permitirá conseguir una temperatura interior estable a pesar de que las temperaturas exteriores varíen a lo largo del día.
Como técnica para evitar la erosión de los muros de tierra se disponen trozos de bambú que sobresalen de las paredes y retrasan la escorrentía del agua y su consecuente degradación.
Las resultantes paredes pesadas y opacas tienen unas aperturas dispersas y de pequeño tamaño proporcionando puntos de luz natural cálida y ambientando estos espacios de "cueva lúdica".
Planta baja escuela METI
Bambú estabilizador de la erosión de los muros
Seccion lateral_ Contraste hermeticidad planta baja, transparencia planta superior
LAS AULAS SUPERIORES SE VISTEN DE LUCES, SOMBRAS Y COLORES DE SARI
El cerramiento superior, a diferencia de la planta baja, estará construído con una estructura liviana de bambú. Las aperturas realizadas en las paredes serán tapadas con persianas de bambú tejido que, cuando se abren y cierran, permiten regular la cantidad de aire y sol que entra a las aulas.
Si las persianas están cerradas el calor producido por la radiación solar queda prácticamente bloqueado, pero la ventilación hacia dentro y fuera permanece activa a través de los huecos. Aún así, las brechas entre las cañas de bambú dejan pasar la luz natural que entra en las clases.
Planta superior escuela METI
Persianas de bambú reguladoras del calor y la ventilación
EL BARRO QUE VIAJA A HARVARD Y REIVINDICA SER OBJETO DE ESTUDIO
Aproximadamente 3 millones de personas en todo el mundo viven en edificaciones realizadas con tierra. Se trata de un material de construcción tradicional en una gran cantidad de zonas geográficas. Pero..... ¿Por qué no se estudia en la universidad como material constructivo?
Mapa de edificaciones realizadas con barro a nivel planetario
El hecho de que cada vez haya más países que no permitan las estructuras de tierra portantes, aun siendo tradicionales y perdurables en el tiempo, no se debe a que el material sea débil, sino a la carencia de arquitectxs e ingerierxs que sepan como trabajarlo. Por eso la educación de artesanos o profesionales de la construcción basada en las propiedades y técnicas edificatorias con recursos tradicionales debería plantearse en las universidades como objeto de estudio necesario para mejora de la calidad ambiental y social.
"Al no ser materia en la escuela de arquitectura decidí llevarme el lodo a Harvard, en concreto 60 toneladas en frente de la fachada de la escuela superior de diseño. Estudiantes y profesores se pusieron manos a la obra y la fachada se convirtió en un lugar para reuniones: los niños escalaban las estructuras, los patinadores montaban la rampa, los estudiantes tenían el recreo del almuerzo y fue increíble ver cuanta gente tocaba la pared, y no solemos ir por las ciudades acariciando fachadas ¿Verdad?. Por supuesto era un proyecto a pequeña escala, pero en términos de sensibilización y educación era como un punto de activación de la acupuntura. "
Fachada de barro de la escuela de diseño de Harvard
Autores como Martin Rauch, artista austriaco experto en estructuras con tierra, están desarrollando tecnologías para la prefabricación de elementos de tierra apisonada que incluyen aislamiento, calentamiento y enfriamiento de la pared y toda clase de accesorios eléctricos que se pueden superponer a edificios de varios pisos. Esto es importante para ampliar la escala y agilizar los procesos como ocurre en el Ricola Herb Center, en Suiza.
En definitiva, necesitamos buenos proyectos que demuestren que se puede construir con materiales antiguos de una forma muy moderna. No se trata de cuan viejo es el material, se trata de nuestra habilidad creativa para usarlo hoy. El barro es saludable para el planeta y también para el cuerpo humano. Y aunque el material es de baja tecnología, el rendimiento es de alta tecnología.
Para concluir esta entrada, os dejo una reflexión de Anna Heringer de cómo los materiales tradicionales pueden estar a la altura de la modernidad constructiva:
Mi sueño es construir un rascacielos de barro en Manhattan. Y este sueño no es un disparate. La ciudad de barro en Shibam, en Yemen, fue construida en el siglo XVI y ha durado hasta ahora 500 años. Lo que fue posible hace ya tanto tiempo es posible hoy también, y podemos aplicar todo nuestro saber tecnológico a estos materiales antiguos para que satisfaga nuestras necesidades y sueños.
Todo lo que nos rodea y lo que tenemos bajo nuestros pies son estupendos materiales de construcción naturales. Usémoslos. Creo que nuestras casas, espacios de trabajo y ciudades serían mas saludables y sostenibles, más humanas y bonitas.
ENLACES DE INTERÉS
FUENTES
-Web oficial de Anna Heringer, arquitectura
http://www.anna-heringer.com/
-Arquitectura hecha a mano, Anna Heringer. Plataforma arquitectura
https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/806313/escuela-hecha-a-mano-anna-heringer-plus-eike-roswag
-Un día, una arquitecta
https://undiaunaarquitecta.wordpress.com/2016/02/11/anna-heringer-1977/
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